Una carta abierta a la gente del mundo

Abyssus Abyssum Invocat Pt. 1 (Lit. El infierno llama al infierno.  Uso general: un paso incorrecto provoca otro).

        Generalmente se da el caso de que un paso equivocado conduce a otro. Experimentamos esto una y otra vez en la vida. En nuestras dos últimas cartas (SeptNov.) examinamos la intensidad del mal que está tomando lugar en nuestro mundo de hoy. Vimos que Dios destruyó el primer mundo porque casi todos corrompieron sus caminos y rechazaron a Dios rotundamente; en ese momento solo había ocho personas en el mundo que permanecieron fieles a Dios. Entonces, para preservar la justicia en nuestro planeta, Dios tuvo que eliminar a las personas rebeldes.

        Muchas personas preguntan: ¿Fue Dios justo y correcto al destruir millones de personas (algunos dicen que fueron más de mil millones) en una inundación?  ¿Y qué hizo a la humanidad tan rebelde hacia su Creador que éste tuvo que destruirla? Dijimos que la respuesta estaba en Génesis (Genesis 6: 2), en la palabra hebrea ‘tov’. El texto en cuestión dice: “… los hijos de Dios vieron a las hijas de los hombres que eran hermosas …” (‘tov’ en hebreo significa “hermoso”).  Sin embargo, antes de profundizar en ese estudio, echemos un vistazo a los antecedentes que llevaron a la rebelión de casi todos los habitantes de la tierra de ese entonces. Esto nos ayudará a entender mejor a Dios y su acto destructivo.  También nos ayudar a entender la advertencia que Cristo nos dio en Lucas (Luke 17:26), “Y como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del hombre”. Este texto nos dice claramente que Jesús predijo que las personas de hoy llegarán al mismo comportamiento de las personas antes del diluvio. Por favor, lea sobre ese comportamiento en Génesis (Genesis 6: 5).   Esto debería ser una gran preocupación para usted y para mí hoy.

        Entonces, aquí está el trasfondo. Al principio, Dios hizo a nuestros primeros padres, Adán y Eva, perfectos, sin forma alguna de pecado o rebeldía. Leemos esto en Génesis (Genesis1:31), “Y Dios vio todo lo que había hecho, y he aquí que era muy bueno …”  Luego, Dios dijo a Adán y Eva que debían comer de todos los árboles frutales en el jardín que hizo para ellos, excepto del árbol llamado del conocimiento del bien y del mal. Si comían de ese árbol, esto los llevaría a la muerte.  ¿Fue Dios demasiado duro con Adán y Eva diciéndoles que morirían si lo desobedecían y comían del árbol prohibido?  Considere esto, Adán y Eva fueron creados con el poder de la libre elección. Eran libres de obedecer o rechazar a Dios como su Dios y Creador. Hace años, mi esposa y yo trabajábamos en el hermoso país de las Bermudas. Un día, un terrible huracán sopló en todo el país y dejó algunos daños. A la mañana siguiente, varias familias bajaron a la playa para ver qué había sido arrastrado a la orilla. 

        Mi esposa y yo también fuimos con nuestros dos hijos, de 8 y 11 años, para ver qué podría haber sido arrastrado. Les dijimos estrictamente a nuestros muchachos que permanecieran a nuestro lado y que no corrieran delante de nosotros, ni se acercaran más al mar desde donde nosotros caminábamos. Mientras los muchachos aprovechaban su suerte y avanzaban a pesar de nuestras advertencias sobre su desobediencia, de repente apareció una gran ola que los llevó a ellos y a otros por la orilla y procedió a arrastrarlos hacia el océano. Pude atrapar a uno y levantarlo, mientras trataba de alcanzar al otro. Afortunadamente, al ser un muchacho inteligente, él tuvo la sensatez de enterrar los pies en la arena dándome la oportunidad de alcanzarlo y evitar que ambos fueran arrastrados al mar.  A pesar de que les dijimos lo peligroso que podría ser, ellos tomaron la decisión equivocada de alejarse de nosotros y esto casi les costó la vida.

        Así pasó con Adán y Eva. Dios les advirtió sobre Satanás y su deseo de hacer que le desobedezcan, para que tuvieran que morir como él y sus ángeles rebeldes.  Romanos (Rom 6:23) dice que “la paga del pecado es muerte” y Mat. 25:41 dice que “el diablo y sus ángeles serán destruidos por el fuego” eventualmente. Sentimientos similares se encuentran en Judas (Jude1: 6), “Y los ángeles que no mantuvieron su primer estado, sino que dejaron su propia habitación, él los ha reservado en cadenas eternas bajo la oscuridad para el juicio del gran día”. Adán y Eva, como mis hijos, ejercieron su libre elección de desobedecer a Dios, y como resultado de esa desobediencia o rebelión contra la ley o la palabra de Dios, quedaron sujetos a la muerte y transmitieron la muerte a sus descendientes (usted y yo). 

        Satanás esperaba que cuando Adán y Eva pecaran, Dios les perdonaría, y si Dios hubiera hecho eso, entonces él y sus ángeles rebeldes también tendrían que ser perdonados, de lo contrario Dios sería parcial.  Pero Dios, quien dijo que el pecado siempre trae la muerte, no podía violar Su ley o Su palabra para acomodar el pecado y la rebelión. El pecado y el mal no pueden ser institucionalizados en el universo de Dios.  La paga del pecado siempre será la muerte.  Adán y Eva fueron sacados del hermoso jardín; su naturaleza, en lugar de ser una de alegría, paz e impecabilidad, ahora se convirtió en una de rebelión, tristeza y odio, y sujeta a una muerte segura.  Vimos esto cuando su hijo mayor, Caín, mató a su hermano menor, Abel. Caín, bajo la maldición de Dios, se mudó a otra parte de la tierra al este del Edén llamada Nod. Ver Génesis (Genesis 4:16). Todos los descendientes de Caín se volvieron inicuos y rebeldes contra las leyes y la bondad de Dios. Estos descendientes de Caín eran conocidos como “los hijos de los hombres”.

        Con el tiempo, Eva dio a luz a otro hijo a quien llamó Set, y la Biblia continúa diciéndonos en Génesis (Genesis 4:26) que, en los días de Set, después de que nació su primer hijo Enós, los hombres (es decir, los descendientes de Set) comenzaron a invoca el nombre del Señor. Los descendientes de Set se hicieron conocidos como “los hijos de Dios”, y desde entonces se desarrollaron dos clases de personas en la tierra: los hijos de los hombres que eran descendientes de Caín y los hijos de Dios que eran los descendientes de Set. El tiempo que estas dos clases permanecieron distintas entre sí no se da en la Biblia. 

        Sin embargo, sabemos que los hijos de Dios fueron predicadores de justicia llamando a las personas hacia Dios, arrepintiéndose y confesando sus pecados. A los que rechazaban la misericordia de Dios también se les habló de las tristes consecuencias de esa elección.  Lea esto en Judas (Jude1:14-15), “Y también Enoc, el séptimo de Adán, profetizó de esto, diciendo: He aquí, el Señor viene con diez mil de sus santos, para ejecutar juicio sobre todos, y para convencer a todos los que son impíos entre ellos de todos sus actos impíos que han cometido impíamente, y de todos sus discursos duros que los pecadores impíos han hablado contra de El”.

        Mis amigos, ¿pueden detectar en nuestro mundo de hoy que parece haber quienes buscan a Dios y desean seguirlo? Estas personas pueden ser cristianas o de cualquier otra religión. Puede que no tengan todo perfecto, pero están buscando a Dios. La Biblia nos dice que Dios eventualmente pondrá las cosas en orden, dándoles a todos la oportunidad de seguirlo como lo ha delineado en Su Palabra, la Biblia.  En Ezequiel (Ezekiel 33:11) leemos: “Diles: Tan cierto como que vivo, dice el Señor Dios, no me agrada la muerte de los impíos; pero que los impíos se aparten de su camino y vivan: vuélvanse, vuélvanse de sus malos caminos; porque ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?”  Y Jesús mismo nos asegura en Juan (John)10:16 “… hay otras personas que no pertenecen a este grupo. También me acercaré a éstos y me los traeré, porque oirán mi voz y vendrán, y habrá un rebaño y un Pastor (o líder).”

        Al mismo tiempo, mis amigos, ¿han notado que hay otro grupo de personas que simplemente no parecen querer a Dios en sus vidas? Ellas eligen hacer las cosas a su manera sin la participación de Dios o sus leyes morales. Estas personas también deben ser persuadidas, si fuera posible, de aceptar a Dios en sus vidas antes que sea demasiado tarde, como pasó en los tiempos de Noé y el diluvio mundial que destruyó a todos los que rechazaron la misericordia de Dios.

        Finalmente, volviendo a los hijos de Dios, los descendientes de Set y los hijos de los hombres los descendientes de Caín. No sabemos cuánto tiempo estos dos grupos permanecieron separados en su estilo de vida, pero una cosa muy triste si sabemos, en algún momento los dos grupos se unieron.  Los hijos de Dios abandonaron su vida piadosa, santa y moral.  ¿Por qué? ¿Cómo pudo suceder esto?  ¿Qué hizo que el pueblo de Dios ejerciera su libre elección para no tener más a Dios para dirigir sus vidas?  Discutiremos este tema en nuestra próxima carta de diciembre. La respuesta, sin embargo, está en la Biblia. Comienza en Génesis (Genesis 6: 2). Compruébelo con anticipación y hágame saber lo que piensa, si así lo desea; y como decimos en español, “vaya con Dios”.  

 Si tiene alguna pregunta, comuníquese con Pr. Ron en ronhende@outlook.com

Créditos a Sara Chávez por ayudar con la traducción al español.

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