La reacción de Dios ante la desobediencia de Adán y Eva.
Hay una cosa que sabemos de Dios y es que es un Dios lleno de amor. Su amor es eterno. Jeremías 31:3 dice: “Jehová se me ha aparecido de antiguo, diciendo: Sí, te he amado con amor eterno; por tanto, con misericordia te he atraído”. Dios hará todo para salvarnos debido a su gran amor. Esto es lo que la Biblia nos dice: “Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que el impío se convierta de su camino y viva; conviértanse, conviértanse de sus malos caminos; porque ¿por qué morirán, casa de Israel?” Ezequiel 33:11.
Dios es también un Dios de justicia. La justicia significa que una persona tiene que soportar las consecuencias de sus actos y un buen juez debe velar por que esto ocurra. Esto es lo que leemos en la Biblia: “Y cantan el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, oh Rey de los santos”. Apocalipsis 15:3
Dios es también un Dios de misericordia. Sólo Dios sabe mostrar misericordia y justicia al mismo tiempo y ser justo. En el Salmo 89:14 leemos La justicia y el juicio son la morada de tu trono; la misericordia y la verdad irán delante de tu rostro.
Como Dios es un Dios de Amor, misericordia y Justicia, supo exactamente cómo perdonar a Adán y Eva que eligieron la muerte en lugar de la vida. Así fue: por su gran amor, perdonó a la pareja descarriada. Y para preservar Su ley, y la ley de causa y efecto, sin la cual el universo y toda la vida no podrían existir, Dios hizo justicia a la ley quebrantada permitiendo que su pena de muerte cayera no sobre la pareja culpable, sino sobre Él mismo. Esto es lo que leemos en las Escrituras: Pero Dios encomendó su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Romanos 5:8. Y en Romanos 5:10 dice: Porque si, siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvados por su vida.
Entonces, ¿De que manera Dios lidió com Adán y Eva después de que rechazaron su mandato de no comer del árbol prohibido y quedar finalmente sujetos a la muerte? Él mostró su gran amor mostrando misericordia y justicia. En primer lugar, mostro su misericordia al perdonarlos a ellos y a toda la humanidade. En segundo lugar, Dios preservó la justicia de la ley al aceptar la pena de muerte sobre Él mismo y no permitir que cayera sobre los seres humanos culpables. No es de extrañar que el salmista pudiera escribir La misericordia y la verdad se han reunido; la justicia y la paz se han besado Salmos 85:10. ¡Oh, qué Dios tan amoroso y bondadoso tenemos para no perpetuar la anarquía eliminando la pena por desobedecer la ley, pero al mismo tiempo perdonando a los culpables de infringirla! ¡Qué amor tan inigualable! ¿Quién puede permitirse rechazar este amor? Esto, amigos míos, es lo que significa el Evangelio.
Desde el principio de los tiempos, incluso antes de que Dios comenzara su creación de la humanidad, ya había planeado solucionar los errores humanos. ¿Pueden creerlo mis amigos? Suena ilógico que Dios creara seres que le hicieran humillarse hasta el punto de morir. En Jesucristo, por ellos lo leemos en la carta de amor de Dios para nosotros, la Biblia, “El cual nos salvó, y nos llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según su propósito y gracia, que nos fue dada en Cristo Jesús antes del principio del mundo” 2 Timoteo 1:9. Todos los que aceptan esta maravillosa proposición están “en la esperanza de la vida eterna, que Dios, que no puede mentir, prometió antes del principio del mundo”; Tito 1:2.
Cuanto yo y estoy seguro que muchos otros estudian las razones por las que Dios recurriría a tal decición para controlar los daños para salvar la situación de los seres humanos, más me enojo, me frustro y me entristesco con Dios pero sólo hasta que leo en su carta para mí, “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son mis caminos, dice el Señor. Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”. Isaías 55:8-9.
Entonces yo contempló la suerte de Job. Si Job puede comprometerse a servir al Dios que hizo destruir a sus hijos y todos sus bienes, si puede decir “aunque me mate, le serviré”. Y si Jeremías, que vivió para ver a su pueblo asolado, asesinado, conquistado y llevado al exilio, pudo escribir: “Jehová se me ha aparecido de antiguo, diciendo: Sí, te he amado con amor eterno: por eso te he atraído con amor” Jeremías 31:3, y si de nuevo puede aceptar estas palabras de Dios, “Porque yo sé los pensamientos que tengo para con vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz y no de mal, para daros un fin esperado, Jeremías 29:11. Entonces, ¿cómo no puedo ó como no podemos, corresponder a ese Amor que no nos deja, ir?
Esto mis amigos es nuestra razón de ser. Porque Él nos formó con sus manos, y puso en nosotros el aliento de vida, y nos dio todas las cosas buenas más que podemos desear, no podemos dejarle ir, y no puedo callar ante esta insondable demostración de su gran condescendencia para restaurarme a su imagen y a la mancomunidad del universo.
He aquí cómo lo expresó un autor: “Cristo fue tratado como nosotros merecemos, para que nosotros podamos ser tratados como Él se merece. Jesús fue condenado por nuestros pecados, en los que no participó, para que nosotros fuéramos justificados por su justicia, en la que no participamos. Sufrió la muerte que era nuestra, para que nosotros recibiéramos la vida que era suya”. “Por sus heridas hemos sido sanados”. (Isa. 53:5). Ellen White, El Deseo de Todas las Gentes, 25.2. ¿No son estas palabras llenas de gracia, mis amigos? Mi deseo para cada uno de nosotros es que le entreguemos completamente todo lo que somos para que podamos estar en su maravilloso mundo nuevo que está preparando para todos nosotros. Que Dios continúe guiándote hacia Él. Sólo tú puedes determinar esto. Él puede hacer todas las cosas por ti, pero no sin tu consentimiento.
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La presentación del Evangelio. (Click para ver)
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